
Jonathan Cuchacovich, guionista y nominado a los Premios Emmy Internacional: “(..) la industria ha cambiado de manera tan radical en las últimas décadas que aquello que parecía ser un paradigma hace cinco años, hoy es impensable”.
En el mundo del audiovisual chileno, el nombre de Jonathan Cuchacovich resuena con fuerza. Periodista y guionista, su carrera ha estado marcada por un profundo compromiso con la narración de historias. Con una destacada trayectoria, Cuchacovich ha sabido moverse con naturalidad entre distintos roles en la industria audiovisual, desarrollando proyectos en diversos formatos y explorando las fronteras entre la realidad y la ficción con un sello propio.
En esta entrevista, el escritor reflexiona sobre su transición del periodismo a la escritura de guiones, su proceso creativo y los aprendizajes que ha acumulado a lo largo de los años. Asimismo, nos comenta sobre los desafíos que enfrentan los guionistas en Chile y el papel fundamental de la gestión colectiva en la protección del derecho de autor.
Acompáñanos en esta conversación con un profesional que ha sabido convertir su pasión por contar historias en una carrera consolidada y en constante evolución.
Estudiaste periodismo y te has desempeñado como guionista y productor ¿Cómo ha sido esta transición o combinación de roles? ¿Cómo se dio? ¿En algún momento se entremezclan en tu labor diaria estas profesiones?
En mi caso, la transición entre el periodismo y la escritura se dio de manera bastante natural, movida por una pulsión por contar historias como forma de explorar diferentes aristas de la realidad en la que uno está inserto, solo que desde la vereda de la ficción.
En todo caso, el cruce entre los oficios es constante; la investigación es parte habitual del oficio de guionista a la hora de introducirse en mundos nuevos o de intentar retratar problemáticas o temáticas ancladas en la realidad. Este cruce se hace aún más intensivo a la hora de desarrollar proyectos basados en hechos reales o biopics, en los cuales el compromiso con la realidad se convierte en un imperativo y la frontera entre el periodista y el guionista se hace más difusa.
Con una nutrida trayectoria, particularmente en producciones de ficción, y con reconocimientos como una nominación a los Emmy ¿Qué mirada hacia atrás haces de tu carrera profesional? Considerando los desafíos y tanto los éxitos como los fracasos.
En términos laborales he tenido la suerte de participar en numerosos y variados proyectos, desde veredas muy diferentes, pero siempre ligado al contenido. Creo que cada experiencia ha sido un aprendizaje, ya sea en términos creativos, en dinámicas de trabajo con equipos, o en poder observar de primera fuente la recepción del público. Sin embargo, la industria ha cambiado de manera tan radical en las últimas décadas que aquello que parecía ser un paradigma hace cinco años, hoy es impensable. Es un permanente ejercicio de prueba y error, en el que tanto los aciertos como los desaciertos van sumando valiosa experiencia para enfrentar el próximo proyecto.
Podrías comentarnos algo sobre tu proceso creativo y cómo cambia este al trabajar en una serie o en una teleserie, por ejemplo.
Como proceso es bastante sencillo y similar al de muchos colegas: comienza por una idea, un tema, una noticia o un personaje que me atrapa y con el cual puedo conectar a nivel personal. A partir de esa semilla inicial comienzo a buscar y desarrollar la historia, desde lo general a lo particular; desde los arcos dramáticos hacia los detalles específicos de la ficción.
Si bien, independiente del formato, el proceso es similar en una etapa embrionaria, las particularidades de cada lenguaje, las condiciones de producción y la extensión del proyecto, van moldeando rápidamente la toma de decisiones creativas. El nivel de planificación, detalle y proyección que uno puede realizar al comenzar a escribir una serie de una temporada de ocho episodios es radicalmente diferente al de una teleserie de 90 capítulos. Sin embargo, en ambos tipos de proyectos, ese trazado general y ese arco dramático inicial siguen funcionando como el mapa de ruta para saber en qué dirección encaminarse aunque uno no tenga totalmente definido el camino.
Como socio ¿Cuál es tu experiencia con ATN?
Ha sido una experiencia muy positiva. La existencia de una entidad que represente y proteja los derechos e intereses de buena parte de los creadores, directores y guionistas del país es fundamental. Y ATN hace una labor clave en esa línea, especialmente en momentos de tanta incertidumbre en la industria, en los cuales se está redefiniendo el futuro de nuestras profesiones para las próximas décadas.